domingo, 11 de marzo de 2012

Emergencia de realidad

El ojo tiene una cualidad que ninguna fotografía o filmación tiene, es una sucesión de eventos espontáneos. La vida. Eso es lo que la cámara le envidia, cada día, mes, año y siglo que pasa, al ojo. El ojo mira por función, no puede apagarse ni configurarse para mirar. Mira y listo. Sin retoque, sin post-producción, sin montaje. Eso es lo que la gente odia del ojo, que los obliga a observar todos los días y no siempre pueden simular que miran. Hay días que uno se encuentra tan predispuesto para con el mundo que nos llenamos de experiencias visuales como si fuéramos una gran esponja. La realidad nos nutre el cuerpo y hace que nos comprometamos. En cuanto un ser humano entra en contacto con un pedazo de realidad ya no puede escapar de ella. No puede porque la culpa lo invade, no puede aislarse y cada día que pasa, se hace más imposible hacerlo ya que la realidad aumenta su dimensión, su brutalidad. Por eso, nos escabullimos en cines, teatros o nos escondemos detrás de un libro. Pensamos que allí yace una ficción que nos desconectara de la realidad. Pero ¿por cuánto? ¿Dos horas, una hora? No es suficiente, la realidad se escurre en todas las cosas y no podemos escapar.

No hay comentarios: